Desde hace más de 20 años, el yoga es una parte importante de mi vida. Lo que en un principio fue una atractiva actividad física se fue transformando en una auténtica pasión. Soy Óscar Montero y el yoga ha hecho de mí una forma de vida.
En concreto, en mi segundo año de INEF, tuve mi primer contacto con el yoga. No tenía ningún tipo de conocimiento sobre el tema, y tal vez por eso, la sesión de yoga despertó mi curiosidad, me hizo adentrar en ese mundo hasta entonces desconocido y me introdujo de lleno en su práctica y en su estudio, en un principio de manera autodidacta.
Además, veía cómo la práctica del yoga me ayudaba en la concentración y el equilibrio necesarios para practicar otra de mis grandes pasiones: el circo, que, durante mis dos últimos años de carrera en Bélgica, enseñé diversas técnicas circenses en varias escuelas de circo.
A pesar de tener mucha experiencia en el ejercicio físico, la respiración sincronizada con el movimiento del yoga se convirtió en un gran descubrimiento. Me aportó la calma que nunca había experimentado después de tantos años de ejercicio. Enseguida me di cuenta de los innumerables beneficios que me aportaba su práctica. Y, además, su filosofía me proporcionó una forma más coherente y sencilla de entender la vida.