YOGA, DEPRESIÓN Y HÁBITOS
Ayer lei un artículo sobre los beneficios del Yoga para la salud mental. En un primer momento pensé compartirlo con mis alumnos por whatsapp pero luego pensé en hablar sobre el tema en clase, dando mi visión y relacionarlo con conceptos del yoga.
El artículo explica los estudios realizados sobre los efectos de la medicación y el ejercicio físico en la depresión. Se realizó con tres grupos de control: uno medicado, otro medicado y que realizaba ejercicio físico y un último grupo que sólo realizaba ejercicio físico.
El estudio concluye que el grupo que más mejora tiene en la depresión a largo plazo es el grupo que sólo realizaba ejercicio físico. Y que el hecho de que la persona tomara control sobre su salud era el factor determinante para una mejora a largo plazo en su salud mental. Te recomiendo su lectura.
He sido una persona muy activa físicamente toda la vida. Y me explico. De niño me encantaba jugar, correr, estar con los amigos, desarmar cosas para verle las tripas… como a cualquier niño. Pero no soportaba estar postrado en la cama o con el ánimo bajo por cualquier situación. Siempre intenté levantarme y ser activo, para no dejar que me invadiera ese estado de ánimo de negatividad y enfado con el mundo. Prefería dejar pasar las cosas, por malas que fueran. Pocas veces falté al colegio por enfermedad, y no es que éste me gustara especialmente, ya que estar sentado en la silla o en silencio me era muy difícil, sino imposible.
De joven en vez de ”jugar”, practicaba mucho deporte, el día a día era moverme de la manera que conocía por aquel entonces: practicando cualquier deporte, individual (correr, esquiar, nadar…) o colectivo (fútbol, tenis…) en compañía o solo. Corría con amigos, o daba raquetazos a la pelota yo solo en el frontón. Era mi forma de mantenerme sano, tal vez la única que conocía, pero siempre me funcionaba. Cuando había que salir a tomar algo, era el primero en apuntarme y el primero en estar donde hubiéramos quedado, e iba todas las fiestas que había en los pueblos de alrededor, nunca me cansaba de disfrutar al máximo. Pero a la mañana siguiente, me calzaba las zapatillas y salía a correr por la orilla del río Duero o por el bosque de Valorio en Zamora, para oxigenar mi cuerpo y mi mente. Mientras los demás amigos con los que había salido de fiesta, estaban durmiendo o sufriendo los efectos de la resaca y nunca me acompañaban, es más, se reían de mi.
Esto mismo es lo que viene a decir el artículo. Todos necesitamos herramientas, las que sean, cuantas más saludables mejor, que nos permitan tomar el control de nuestras vidas hasta cierto punto, o por lo menos de nuestro equilibrio interior. También podía haber utilizado las drogas para pasar esos malos tragos, como muchos jóvenes, pero sabía que no era la forma correcta de buscar el equilibrio perdido. Tal vez sí de forma puntual, para olvidar y ser capaz de relajarme y echarme unas risas con los amigos. Pero las drogas no eran una estrategia a largo plazo correcta, ya que me anularían como persona y tendría muchos y terribles efectos secundarios.
Todos sufrimos traspies , así es la vida, no es tan llana como el suelo de las calles que pisamos, sino que está llena de altibajos y baches. Pero ahí está la gracia. Nuestra capacidad como seres humanos de recorrer este viaje y levantarnos mil veces. No podremos evitar siempre caernos o tropezarnos, pero sí podremos decidir levantarnos y continuar andando.
Hoy en día sigo siendo igual que de niño o joven, sigo teniendo las mismas convicciones respecto de la salud y la actividad física. Mi formación en INEF y en yoga, sólo las han pulido y reforzado. Trato de rodearme de gente a la que admiro y de la que aprender. El mejor maestro es la vida misma, esto me lo decía siempre mi padre: en la escuela se estudia, pero quien te enseña es la vida y donde son los exámenes más duros.
En yoga hay términos para expresar todo esto. El que más me gusta, tal y como lo he aprendido de mi profesor Srivatsa Ramaswami, es el término samskara (hábito). Todo lo que hacemos lo hacemos por hábito. Madrugar es un hábito, trasnochar es un hábito, comer saludable es un hábito, comer comida basura es un hábito, sentarte en el coche y poner el cinturón de seguridad es un hábito, fumar es un hábito, no fumar es un hábito… Ya veis dónde quiero llegar. Samskara también significa “impresión”. Sería como los surcos que tiene un disco de vinilo por donde va la aguja una y otra vez cada vez que lo escuchas. Ir por el surco o hábito es lo fácil, salirse es lo difícil. Todos tenemos hábitos y el yogui también, no se puede vivir sin hábitos, la mente es como funciona (llámalo sinapsis nerviosas o circuitos neuronales). Pero lo que el yogui o toda persona que busca el equilibrio interior necesita, es crear unos hábitos y erradicar otros con la práctica. En definitiva, tomar el control de lo que hace. Esa sensación de control sobre algún aspecto de nuestra vida es el efecto terapéutico de la adhesión al ejercicio que concluye el artículo. Si me medico de por vida, lo que hago es dar poder a una sustancia y quitarme mi capacidad de esfuerzo, sacrificio, perseverar, fallar, experimentar, descubrir, aprender, errar, ilusionarme, sufrir, sentir, ignorar, pelear, luchar conmigo mismo, escucharme, tener miedo, fracasar, disfrutar…Todo esto es yoga, porque para crear un hábito, el que sea, vamos a encontrar muchos impedimentos, muchas resistencias del viejo hábito que quiere sobrevivir. El enfrentarnos a las dificultades es lo que nos fortalece.
La práctica de yoga a través de sus innumerables herramientas hace posible esta transformación paulatinamente. Mi labor no es enseñarte a pasar los exámenes, sino enseñarte a utilizar las herramientas de las que dispone el yoga y que todos tenemos.
Prepárate para los exámenes de la vida que están por llegar, algunos son ¡sorpresa!